sábado, 20 de marzo de 2010

reencuentro

En mi piel, caricias de hijo
Un manifiesto abrazo, palabras sollozantes
En busca de una lágrima, que no está,
Ellos exprimen un cuerpo, como esa lágrima
Ya no estoy ahí, voy en pos de ella
Mi alma acaricia la suya, mi embeleso, sublime eterno.

Al dintel de la morada, dolidos seres
Prontos, a compartir su pesar
Buscan, buscan, no me alcanzaran
No me conocen, no saben donde buscar
Estoy ahí, junto a ella
Insisten,
Avidos sus ojos, el oído presto
Vanos intentos, no han abierto el corazón.

A su costado, todos ellos, también él
No comprendo su conducta, cual su lugar,
Una hipocresía más, mía la verdad
Lo cante, más de una vez,
No seré comparsa, de ningún fingido dolor
Esa lágrima no llegará.

El tiempo transcurrido, es tan corto
Casi, como la mentalidad de su descendencia,
Su recuerdo languidece, como el pasto que la cubre.
No como ayer, cuando recién puesto reverdecía
Junto al rocío, de un efímero dolor.

Hoy, que la serpiente se yergue frente a mi,
Guadaña en mano
Y con su lengua, fustiga mi dorso
Vanos intentos, por doblegar mis esperanzas
Voy, en pos de la verdad, silente lejana, mi verdad.

Tu... carne de un mismo vientre
Conozco tu afección... cansada
Pretendo alcanzarte, pero no estás
El dolor nos separa, dame tu mano, arroja toda aflicción
como ella hizo, su rastro, una siembra de amor
Extiende tu mano, bendice este hijo, dame tu amor.

Por siempre



Yhallo

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